Walter Isaacson, biógrafo de Steve Jobs, explica cómo el fundador de Apple convencía a los demás cuando quería algo mediante el campo de distorsión de la realidad. La definición era de Bud Tribble, diseñador de software, inspirada en episodios de Star Trek en que los alienígenas creaban mundos a su medida con el poder de la mente. El campo de distorsión de la realidad servía para explicar cómo Jobs adaptaba cualquier dato a lo que él defendía. Decía Tribble: “En su presencia, la realidad es algo maleable. Puede convencer a cualquiera prácticamente de cualquier cosa. El efecto se desvanece cuando no está, pero es peligroso quedar atrapado en su campo de distorsión”.
Andy Hertzfeld, también de Apple, lo definía como la capacidad de Jobs para convencerse a sí mismo y a los que lo rodeaban, haciéndoles creer casi cualquier cosa con una extraña mezcla de encanto, carisma, patanería, hipérbole, marketing, tranquilidad y persistencia.
En efecto, se decía que distorsionaba la proporción y la escala de las dificultades, y hacía creer a sus colegas que cualquier tarea imposible era realizable. También usaba la distorsión de la realidad para apropiarse de las ideas de los demás, a veces proponiendo una idea a quien la creó, tan solo una semana después de descartarla.
El RDF de Steve Jobs - Persuasión
Para convencer a las personas de que tenía la razón, a pesar de no poseerla, mantenía firme su postura aunque la de la otra persona fuera mejor. Además, nunca reconocía el mérito ajeno. En la célebre biografía de Walter Isaacson, Tribble, uno de los ingenieros de software más importantes de Apple y Next, comentó:
“Solo porque él te dijera que algo era malo o bueno, no quería decir que opinara lo mismo al día siguiente. Si le contabas una buena idea, normalmente te decía que era estúpida. Pero luego, si le gustaba, exactamente una semana más tarde, venía y proponía tu idea, como si él la hubiese pensado”.
Un ejemplo de esto lo ofrece Ron Johnson, responsable de retail de Apple. Johnson sugirió la idea de “Genius Bar”, que agruparía a los colaboradores más inteligentes de Mac. Al inicio Jobs consideró esa idea una locura: “No puedes llamarlos genios, son bichos raros. No tienen las habilidades suficientes para entrar en algo llamado Genius Bar”. Al día siguiente se le pidió al abogado de Apple que registrara el nombre de “Genius Bar”.
Para Bill Atkinson, también miembro del equipo de Apple, “Jobs era capaz de engañarse a sí mismo. Eso le permitía lograr que los demás adoptaran su visión del mundo, porque él mismo la había creado y hecho suya”.
Algunos analistas han atribuido esta facultad a empresarios y principalmente a políticos de diferentes épocas. Steve Jobs, la película estrenada en 2015, ejemplifica muy bien esa terquedad inaudita que hacían de su verdad una realidad indiscutible.