Katie, una de las protagonistas de Devs, le revela a Lily, el personaje principal, en qué consiste el proyecto más secreto de la compañía tecnológica Amaya, una poderosa entidad ubicada en San Francisco, en una de las escenas clave de la serie. Empuja un bolígrafo sobre una mesa y, a partir de su comportamiento, realiza una brillante disertación sobre la causa-efecto que ha llevado a ese objeto a desplazarse de un lado a otro de la mesa, que deja al espectador de piedra. Todo ocurre por algún motivo.
No te voy a revelar más sobre la base argumental principal de la que para mí es una de las series más inteligentes y fascinantes que se han realizado en los últimos años porque te estaría arruinando la magia de descubrir hasta dónde esta compañía es capaz de llevar ese concepto, en base a variables de física cuántica y la más avanzada tecnología.
Pero sí te voy a dar 5 razones para convencerte de que veas los ocho episodios de Devs, porque además de suponer una apasionante elucubración sobre las posibilidades de la ciencia y la tecnología —y un thriller muy entretenido— también supone una carga de profundidad directa al inmenso poder que acaparan las grandes compañías tecnológicas como Google, Facebook o Amazon, y que no deja de crecer.
El final te dejará con muchas preguntas… y quizá ganas de verla otra vez para responderlas.
Está dirigida por Alex Garland, director de 'Ex_Machina' y 'Aniquilación', y es visualmente deslumbrante
Si aún no conoces a este director o no has visto alguna de sus anteriores películas, ya estás tardando. Puedes hacerlo antes o después de ver Devs. Es más, Ex_Machina y Devs se complementan, en cierto sentido. Es sin duda uno de los más prometedores realizadores del momento.
Es fácil reconocer su estilo. Todas sus creaciones abordan la ciencia ficción desde un punto de vista realista o, dicho de otra forma, especula de manera muy inteligente con lo que podría llegar a suceder. Y lo hace siempre de forma calmada, sin estridencias (salvo en momentos puntuales), con un ritmo pausado que te mantiene pegado a la pantalla casi de forma hipnótica, porque todo lo que sucede tiene mucha sustancia y reta a la inteligencia del espectador, aunque lo suelte como el que recita la lista de la compra. A algunos les puede parecer excesivamente frío. A mí me encanta.
Mucho tiene que ver el deslumbrante apartado visual de sus obras, magnífico tanto en la fotografía como en la creación de los efectos visuales (Ex_Machina ganó el Oscar en este apartado), y muy elegante en la dirección artística. La música también está muy bien escogida y ayuda a dotar a sus producciones de un atractivo magnetismo.
Garland fue escritor antes que director, y seguramente te suene su novela La Playa (que se llevó al cine con Leonardo DiCaprio como protagonista) o el guion de 28 Días Después.
Es una carga de profundidad contra el inmenso poder de las grandes compañías tecnológicas y el uso indiscriminado del Big Data
Google monopoliza las búsquedas en internet. Conoce al detalle cuáles son nuestros gustos, qué buscamos y qué nos preocupa. Facebook tiene todos los detalles de nuestra vida, quiénes son nuestros amigos, qué nos produce alegría o indignación. Amazon sabe lo que compramos, lo que necesitamos, e incluso nos recomienda con total certeza lo que vamos a necesitar.
Pues bien, imaginad toda esa cantidad de información que esas grandes compañías tienen sobre nosotros, metedla en una tecnología mucho más avanzada que la de ahora y que se mantenga en manos privadas, sin ningún tipo de control estatal o institucional. Vamos, como ahora, pero a lo bestia. ¿Hasta dónde podrían llegar? ¿Qué tipo de control podrían ejercer sobre la sociedad, sobre nuestras vidas y hasta sobre la historia de la humanidad? Para conocer la respuesta, tienes que ver la serie. Vas a alucinar.
Como dice Forest, el fundador de Amaya, la compañía tecnológica detrás de Devs: “Los datos son todo, en tu mano, en tu poder. Si tienes todos los datos, tienes la propiedad emergente de los datos”.
En Ex_Machina, Garland ya confesaba su inquietudes al introducir el inmenso poder de “Blue Book”, la plataforma que en la película monopoliza las búsquedas por internet, mediante la cuál su creador recoge, ilegalmente, los datos de millones de personas para crear la inteligencia artificial más avanzada.
Demuestra que hay gurús tecnológicos que se convierten en mesías
Forest es una mente brillante y también atormentada. Es el creador de la compañía Amaya, en la que se desarrolla el proyecto secreto de Devs. Tiene unas creencias muy arraigadas y su determinación e inteligencia le llevan a fundar una poderosa compañía. Una vez que llegan los ingentes beneficios, todo es más fácil.
Primero, arrasar a los competidores y monopolizar el negocio (¿te suena?), en este caso de la mecánica cuántica con fines predictivos. Después, dedicarse a seguir construyendo una compañía muy rentable y con aparente servicio público, que parezca que es una bendición para la sociedad, incluso con proyectos y obras benéficas. Y, por último, dedicar infinidad de recursos a un proyecto secreto, contratando a las mentes más brillantes del país, y con capacidad para cambiar la historia de la humanidad sin que nadie, ni siquiera el Gobierno de Estados Unidos, pueda cuestionarle.
Como ocurre en algunos casos hoy en día, Forest deja de verse a sí mismo como una persona normal para convertirse en un mesías, capaz de decidir qué es lo que nos conviene a los demás. Igual que ahora Mark Zuckerberg decide qué es lo que podemos ver en nuestro muro, si se publican o no noticias falsas, o Sundar Pichai nos recopila los contenidos que más nos interesan o los productos que más nos convienen en base a algoritmos que nadie conoce.
Una senadora afirma en la serie que “la gente tiene miedo a las empresas tecnológicas, las usan, las necesitan, pero ya no les caen bien”.
Plantea una apasionante reflexión sobre el determinismo
Según Wikipedia, el determinismo es una corriente filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluido el pensamiento y las acciones humanas, está causalmente determinado por la irrompible cadena causa-efecto y, por tanto, el estado actual determina el futuro.
En otras palabras, afirma que ninguno de nuestros actos es libre, sino que está necesariamente preestablecido. Si esto fuera cierto, para una compañía tecnológica que maneja cantidades infinitas de datos y puede procesarlos para establecer predicciones, sería oro puro.
En Devs, el debate sobre el determinismo contra el libre albedrío es un elemento central de la idea argumental. Y, por muy inquietante y disparatado que pueda parecer, la argumentación científica que se aporta para defenderlo por parte de algunos personajes en Devs está perfectamente razonada. Pero mejor que veas la serie y saques tus propias conclusiones.
Es también un inquietante thriller, una interesante radiografía de las relaciones humanas y está muy bien interpretada
Que no te asusten los anteriores párrafos. Es cierto que la idea argumental es tan arrebatadora que envuelve muchas reflexiones. Pero Devs es también un thriller de altura, que comienza con una misteriosa desaparición, en la que hay villanos, héroes a su pesar y personajes que se mueven en la ambigüedad. No le faltan momentos dramáticos y escenas de acción muy bien elegidas y encajadas en una trama que se va desvelando con un ritmo perfecto.
Y, también, ahonda en la relación de unos personajes muy bien dibujados, con especial mención para la protagonista Lily (Sonoya Mizuno, que ya tuvo un papel muy destacado en Ex_Machina), Jamie, (Jin Ha) y, cómo no, Forest (Nick Offerman), el fundador de Amaya. Durante los ochos episodios, Garland aborda con mucha sensibilidad asuntos delicados como la pérdida (también presente de alguna forma en sus otras obras), las aristas de las relaciones de pareja en diferentes etapas de la vida o la eterna disyuntiva entre el miedo a actuar o el riesgo que conlleva no hacer nada.
Demostrando su origen como escritor, los diálogos están muy bien trabajados, y algunas conversaciones son tan brillantes que te vas a quedar con ganas de escucharlas otra vez.